Normalmente, cuando se tala un árbol es por a problemas que derivan, o bien de alguna enfermedad (hongos, parásitos,…), o bien del tamaño que este alcanza. Unas veces puede afectar, por ejemplo, a muros, a la red pública o crear molestias a los vecinos, es cuando tocaria podar, y
otras veces puede peligrar la seguridad de la
construcción,
con lo que talar seria una buena decisión.
Aún
así, este árbol no deja de ser un individuo, que forma parte del día a
día, bajo un árbol llegan a suceder un montón de emociones y pensamientos, incluso a veces, diferentes generaciones han visto crecer y han cuidado este ser vegetal, que ahora resulta ser un problema o procupación. En algunas ocasiones, al realizar la tarea de talar, sentimos que llegamos a compartir
una experiencia con el cliente, al talarlo y cortar el tronco transversalmente, deja entrever el paso de los años, la imagen que rebelan los discos está llena de historia.
El hecho de talar un árbol en una parcela o jardín, genera un espacio o volumen nostálgico y a la vez nuevo, que hará falta saber gestionar para conseguir un ambiente personal y adecuado para la persona que disfrturá del lugar. Llegados a este punto, es el momento idóneo para reflexionar y dejarse asesorar por gente especializada, que como nosotros, podrá
ver qué tipos de planta, arbusto o árbol necesitas y la dirección y distancias a tener en cuenta con las redes y construcciones, así como las condiciones climáticas y edafológicas de la zona.